
100 – Erika Navas y la Filosofía del 3%. No es llegar más rápido sino llegar más lejos.
5 de Mayo de 2021 Duración: 67min 7seg.
LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS llega a su episodio 100 y la mejor manera de celebrarlo es conversando con una maratonista.
Erika Navas @DoctoraRunner es médico anestesiólogo y cuenta con orgullo que desde que llegó a Florida ha tenido trabajos de todo tipo. Actualmente usa sus conocimientos de medicina para enseñar a otras personas a correr, mejorar en el deporte y cambiar su estilo de vida.
En este episodio, Erika nos regala una hora de conversación en la que nos cuenta cómo ha sido su evolución desde médico hasta coach y los distintos retos que ha tenido que superar en el camino. Ella lo resume en un concepto muy claro: La filosofía del 3%.
Para saber mas sobre Erika Navas y su trabajo, visita estos enlaces:
Youtube: https://youtube.com/channel/UCl_EzZLpUbytudLjKu-ZpNg
Instagram: https://instagram.com/doctorarunner?igshid=gs34qwq8dod5
///
Transcripción
René Mendizábal: Hoy es cinco de mayo, son las siete de la mañana en la ciudad de Toronto y es nuestro episodio número cien. Nos estamos conectando en la ciudad de Plantation, en Florida, con Erika Navas, también conocida como la Doctora Runner. Erika, bienvenida a LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS, muchas gracias por aceptar nuestra invitación.
Erika Navas: Llegamos al episodio cien, ¡qué emoción! De verdad que estoy muy contenta de que me hayas invitado a tu podcast, René. Qué bueno. Y qué bueno que ya llegaste a este increíble episodio. Qué honor que me hayas invitado para este increíble evento. Yo sé que hoy conjugas varias cosas importantísimas para ti y gracias por hacerme parte de esta celebración que hoy tenemos en este episodio cien.
RLM: Muchísimas gracias, Erika. Efectivamente, estamos eligiendo el día de hoy, cinco de mayo, porque, te cuento, que hoy estoy cumpliendo catorce años que mi esposa y yo emigramos a este país y han pasado muchas cosas. Ha sido un proceso largo, así como ha sido un proceso largo llegar al episodio número cien, y la razón por la que quiero hablar contigo, porque quisimos que tú estés en el episodio número cien, es porque tú eres una coach para correr, eres médico, además, y utilizas tus conocimientos como médico para ayudar y enseñar a la gente a correr, a correr mejor y después mejor. Y eso requiere también un proceso. No es una cosa que sucede en un día, yo no puedo ir a Costco y comprarme la cualidad de corredor. Tengo que trabajarlo por mucho tiempo, ¿verdad? Yo te escuché en un podcast de nuestra amiga en común, Sheila Toro, hablando de la filosofía del 3%, que también lo vamos a discutir más tarde y es algo que tengo mucho tiempo aplicando, especialmente después que emigré. En el momento lo aprendí y hace que las cosas que parecen imposibles se vuelvan posibles con el tiempo. Y antes todo eso, quería preguntarte, ¿cuándo llegaste tú a vivir a Estados Unidos?
EN: Yo llegué en el año 2016, un veintiocho de junio. Bueno, mi pasaporte dice veintinueve de junio de 2016, porque cuando me sellaron el pasaporte, tuve un viaje un poquito largo porque sufrimos de un retraso casi veinticuatro horas. El vuelo tenía que salir a las diez de la mañana del día veintiocho y terminé arribando a la ciudad de Miami el día veintinueve, a las tres y media de la mañana.
RLM: Veintinueve, tres y media de la mañana. Muy bien, llegaste el veintinueve. ¿Qué fue lo primero? Yo estoy seguro que tú te acuerdas qué fue lo primero que pasó por tu mente ese día veintinueve que llegaron, se bajaron del avión y: «aquí estamos, aterrizamos en Miami».
EN: «Dios, ayúdame. Ponme lo que tenga que ser en mi camino y yo lo aceptaré y trabajaré por ello», eso fue lo que yo pensé cuando estaba saliendo de la puerta del avión. Puse en manos de Dios mi llegada a los Estados Unidos. Obviamente, yo no tenía planes de quedarme. Yo vine por otros temas a Estados Unidos y se lo puse a Dios por eso, por si había una ventana donde había la posibilidad, más no era la intención primaria de emigrar. Yo llegué por otro tema para acá, un tema sabático de unos meses por unos procesos que estaba pasando y en ese tiempo fue donde ocurrieron varias cosas donde mi mamá y yo en conjunto tomamos la decisión de que yo me tenía que quedar. Cuando yo tomé la decisión junto con mi mamá de que yo me tenía que quedar, dije: «bueno, este es el momento, vamos adelante y vamos a darle lo mejor y vamos a hacerlo con la mejor actitud que yo pueda tener en mi vida». La mejor actitud que yo podía ponerle a esto en mi vida se la puse cuando emigré. Nunca había tenido una actitud tan positiva, tan resiliente, hasta que decidí quedarme en Estados Unidos. Esa es una de las grandes cosas que recuerdo y esa decisión fue en octubre del 2016. O sea, que pudiéramos decir que yo realmente llegué a los Estados Unidos en el octubre del 2016.
RLM: O sea, que ese proceso de bajarse del avión, como algunos de nosotros decimos, en realidad fue desde junio hasta octubre en ese 2016. Para dar un poco de contexto, tú eres médico, eres anestesiólogo.
EN: Sí.
RLM: En Venezuela tú trabajas como médico anestesiólogo, tenías tu carrera normal de médico…
EN: Me iba muy bien.
RLM: …y te iba bien.
EN: Muy, muy bien. No me quejo. Me iba muy bien. Dejé unas conexiones muy buenas en Caracas, ejercí en varios sitios importantes en la ciudad de Caracas, en clínicas muy importantes en la zona de Caracas. Hice un muy buen networking en Caracas y tengo muchísimas amistades que aún se conservan gracias a esa trayectoria que es exitosa, porque no fue diferente, fue exitosa dentro de todo. De punto de vista profesional no me quejo. Caracas, Venezuela en sí, me dio todo. Me dio muchas oportunidades dentro de toda la crisis que se estaba viviendo en ese momento, me abrieron las puertas en muchísimos sitios y yo sé que si en algún momento yo regreso a Venezuela, ese networking que me va a ayudar a volver a comenzar, si es que Dios lo dispone. El futuro nadie lo sabe, pero si me toca regresar por alguna razón, yo sé que la gente va a estar muy contenta de recibirme nuevamente y ayudarme en todo lo que necesite.
RLM: Bueno, eso hace las cosas más difíciles. Por qué entonces había una carrera que era fructífera, buenas conexiones, te iba bien. O sea, no había una necesidad de separarte de esa carrera. Pero, cuando tú llegas a un país como Estados Unidos y tienes una profesión regulada como la medicina, que más que regulada, yo creo que es híper regulada. No es que tú llegaste a Miami y dijeron: «¡ah!, la anestesiólogo, pase por aquí, póngase a trabajar». Y, especialmente porque no venías sabiendo que te ibas a quedar a vivir o pensando que te ibas a quedar a vivir. En algún momento de ese proceso han pasado ya casi cinco años. Tú ahora eres una coach para corredores. ¿Por qué no me llevas de la mano y me vas contando ese proceso en el que esa anestesiólogo que se bajó del avión, se convierte la Doctora Runner? ¿Cómo sucedió eso?
EN: Esa es una historia que yo cuento en mis conferencias motivacionales. Ahora doy conferencias motivacionales, en vez de dar conferencias médicas, científicas, pasé a dar conferencias motivacionales. Pero, es un viaje heroico. Fue un viaje a una historia bien, bien bonita, muy particular. Yo la recuerdo con muchísimo cariño y no fue perfecta, como todo. Obviamente, no fue una historia prosaica, pero me llevó a crecer como persona y a entender que los seres humanos debemos aceptar las circunstancias con las cuales estamos para poder avanzar. Tenemos que aceptar esas circunstancias en las cuales nos estamos enfrentando y verle la mejor cara a esas circunstancias que no siempre son las mejores, pero que siempre nos van a dar un resultado distinto si las vemos con otros ojos. Cuando yo decido quedarme en Estados Unidos, evidentemente, como cualquier médico con el que tú hables te va a decir: «yo llegué y voy a hacer los steps». Yo llegué aquí y voy a hacer los steps. Yo no había arreglado mis papeles porque obviamente yo no pensaba quedarme. Comencé en un proceso desde aquí, tratar de legalizar mis papeles en Venezuela para poderme los traer. Y, en ese tiempo donde yo tuve que esperar con todas las dificultades que surgieron para yo poder arreglar todos esos papeles, comencé a trabajar en oficios varios.
RLM: Para beneficio de nuestra audiencia, Erika, ¿qué son los steps?
EN: Hay un montón de requisitos que hay que lograr para poder ejercer medicina en los Estados Unidos y en Canadá también. En Canadá es un poquito más sencillo, te la ponen un poco más sencilla. Sin embargo, no es tan fácil, pero en comparación con los Estados Unidos te la ponen un poquito más sencillo. Hablando de Estados Unidos particularmente, el sistema de los Estados Unidos contempla que todo médico extranjero debe pasar por una serie de papeleo previo para obtener un permiso por una entidad que se llama USMLE, que es una entidad que regula parte de la medicina en los Estados Unidos —la práctica médica en los Estados Unidos— y obtener un permiso para optar a presentar unos exámenes de validación. Los exámenes que vulgarmente le dicen steps en el argot folklórico dentro de nuestro argot médico como emigrantes y como estudiantes nuevamente, porque somos estudiantes nuevamente. Le llaman steps, pero no solamente son steps, hay que hacer otro tipo de trámites y otro tipo de exámenes. Pero, los que más son conocidos y a los que más se les teme son los steps. Son tres exámenes, tres niveles, dependiendo de lo que tú quieras lograr, evidentemente, y de lo que tú quieras hacer como practicante de la medicina en los Estados Unidos. Tú vas a presentar hasta el nivel tres o no. Hay gente que presenta solo el nivel uno o dos, con otros exámenes adicionales que hay que presentar para obtener las licencias. Y, evidentemente, ya puede practicar medicina en los Estados Unidos. Si no presentas el step tres, tú puedes practicar medicina de familia, ser médico de familia en los Estados Unidos y trabajar en la atención primaria de salud. Si tú quieres optar para una especialización, subir de nivel en la escala, en la estratificación de la de los médicos —que es como medio régimen militar, que hay jerarquías, hay muchas jerarquías, y para poder cruzar de ser un médico general y lo que muchos venezolanos conocen como médico general, médico cirujano— a ser un médico especialista, tú tienes que presentar el step tres y luego hacer otra cantidad de requisitos para luego optar en un concurso para poder hacer una especialidad. Es largo, va a depender de varias cosas: de la intensidad y perseverancia con la que tú estudies para lograr presentar tus exámenes y pasarlos. Luego, de toda la capacidad de networking que tú puedas lograr para poder hacer algunas acreditaciones que te permitan llenar tu currículum y optar para la especialidad que tú quieres. Lamentablemente, en los Estados Unidos no es como en Venezuela que tú dices: «yo quiero ser anestesiólogo y voy a presentar la prueba para anestesiología». Aquí no funciona igual. Aquí hay que presentar lo que llaman el match, que es hacer un proceso donde hay una serie de cosas que tienes que tener para que te den un puntaje, además de otros exámenes y otras cosas, para tú poder lograr hacer el match con la especialidad que tú quieres estudiar. Sin embargo, si tu puntaje da para que tú puedas estudiar otra especialidad, ellos te asignan a otra especialidad en la universidad que pueda aceptarte con ese puntaje que tú lograste. O sea, si yo quiero ser anestesiólogo nuevamente a Estados Unidos, no necesariamente voy a ser anestesiólogo en Estados Unidos. Todo va a depender de muchas cosas. Existen muchas personas que han logrado hacer match tanto en la universidad como en la especialidad que han querido estudiar. Pero, no es el grueso de la población que hace este trámite. Conozco colegas que en Venezuela fueron cirujanos, cirujanos oncólogos y urólogos, y aquí están estudiando medicina de emergencias.
RLM: Ok, entendido. Me estás hablando de un proceso que es de años, de mucho esfuerzo y no necesariamente te lleva al final exactamente donde tú querías. Es muy costoso, también, estamos hablando de tiempo y plata. Ese es el camino tradicional, es el camino esperado.
EN: Ese es el camino para lograr ejercer como médico especialista en los Estados Unidos, pero hay otros caminos que, bueno, Sheila ha hablado muchísimo en su podcast acerca de esos caminos que existen, otros caminos alternativos para poder estar dentro del sistema de salud, sin necesariamente ser médico physician o médico practitioner. Porque tú puedes ingresar en el sistema de salud de muchas maneras. Haymuchísimas maneras. Claro, la que todo el mundo quiere cuando llega es ser médico acá, médico practitioner. Pero, cuando tú vas caminando en ese proceso, tú te vas dando cuenta de que aquí te dan oportunidades para estar en el sistema de salud y hacer cosas que te gusten sin hacer estas cosas tan, tan complicadas en algunos casos y tan costosas que al final del día no tienen garantías. Porque si tú, desafortunadamente, no apruebas el examen, te dan varias oportunidades para presentarlos habiendo fallado, pero llega un límite. Si fallas tantas veces ya no puedes presentar más y cada vez que presentas tienes que pagar la oportunidad de presentar el examen. No es sencillo. Entonces, claro, yo en ese camino de ir conociendo la forma de cómo yo podía lograr esa certificación aquí en los Estados Unidos pasó un buen tiempo. Yo estaba llena de paciencia, me llené de valentía y empecé a trabajar en cosas que al principio no me gustaban. Pero, como yo amo trabajar, me gusta trabajar y ser útil, pues empecé a agarrarle amor a mis oficios. Desde mesera, hasta housekeeping, delivery; todos esos oficios. Yo le tenía cariño porque yo sentía que yo estaba brindando algo de lo que me gusta hacer que es el servicio, ayudar a la persona o hacerla más confortable, o hacer de su día un día mejor, que era lo que yo hacía cuando trabajaba. Por ejemplo, en las casas yo me esmeraba, limpiaba y le colocaba su cuarto bonito, lo ponía oloroso rico, porque qué rico es llegar a tu casa, a tu cuarto y tener todo ordenado, limpio y bonito. Entonces, yo me esmerado muchísimo a dar buen servicio a las personas con las que yo trabajé. En este tiempo que estuve trabajando en todas estas cosas, pues yo logré ingresar en el sistema de salud de los Estados Unidos y escalar un peldaño y empecé a trabajar como front desk en una oficina médica —hasta enero de este año— y dentro de la oficina médica pasé de front desk a ser manager. Obviamente, yo estaba estaba overqualified para estos trabajos. El dueño de la oficina sabía que estaba overqualified y utilizó mis habilidades de sobre-calificación para que yo aprendiera otras cosas nuevas del sistema de salud de los Estados Unidos que, obviamente, no lo conocía bien, más las habilidades que yo tenía de networking, de atención al público, de patologías médicas, entre otras cosas. Me ayudó a escalar fácilmente dentro de esta oficina. Estando yo trabajando en esa oficina como front desk en un inicio estaba un poquito desanimada porque yo veía que el tema de los documentos en Venezuela estaba como muy lento porque había siempre ha habido muchos problemas, los paros en la universidades, problemas en los ministerios, que si vamos a parar hoy, que si la luz, que si el internet; todas las dificultades que todos conocemos y eso retrasó muchísimo la tramitación de mis papeles, aproximadamente un año, año y medio.
RLM: Déjame recalcar una cosa. Tú puedes tener entonces todo el cariño del mundo por el trabajo de supervivencia que tomaste, puedes tener toda la disposición para hacer los steps, todo el talento, toda la plata. Pero, si no te llegan los papeles a Venezuela, igualito no hay plan.
EN: No eres nadie. Estás literalmente out. O sea, necesitas tus papeles aquí y luego estar aquí, hacer unos trámites que implican reenviar los papeles a Venezuela para volverlos a traer. Tiene su cosa. Yo admiro muchísimo a los doctores que perseveran en ese proceso. O sea, nada más hacer el proceso y lograr presentar tu primer step, eso es una victoria. Así desafortunadamente los resultados no sean los que tú esperas o por los que tú te preparaste, ya solamente el hecho de tú lograr presentar el primer step es una victoria. Esa es mi opinión. Con todas las limitaciones de los papeles que te estoy diciendo y con todo lo que hay que tramitar para poder presentar el primer step.
RLM: Por supuesto.
EN: Es un éxito, un éxito total.
RLM: Ok. Entonces, déjame volver al camino por el que veníamos. Llegaste, pasaste de ser la anestesiólogo con éxito en Venezuela, a ser… bueno, estabas limpiando casas, estabas haciendo de todo y, además, te propusiste hacerlo con cariño. Luego, entraste a trabajar en la oficina de un doctor. En la recepción, básicamente, en el front desk. Luego, pasaste al manager de la oficina. Todos esos son una serie de transformaciones y cambio de nivel socioeconómico, de vida, de identidad, de todo eso. Y está el tema de los papeles en Venezuela para poder hacer los steps. ¿Qué pasó ahí?
EN: Bueno, tú sabes que yo cuando ingresé en la oficina yo estaba…, como siempre, no voy a mentir, todos tenemos un momento de ocio en nuestros trabajos y yo no escapaba de eso en ese tiempo. Estaba revisando mi Instagram y estaban saliendo las historias de Instagram. En ese momento estaba de moda el tema de los stories, pero muy, muy fuerte, porque era una nueva funcionalidad de la aplicación. Entonces, todo el mundo estaba utilizándola mucho. Instagram mostraba a la gente muchos temas de muchas cosas. En ese momento, ya yo había corrido mi primer maratón en mi vida.
RLM: Ya tú eras corredora, entonces.
EN: Yo era corredora, pero yo corrí mi primer maratón en Estados Unidos. Yo no pude correr mi primer maratón de Caracas, es otra historia, pero muy bonita, la he dicho muchas veces. Sin embargo, el punto aquí es que yo seguía en Instagram a mi coach en ese momento, que me había ayudado a correr mi primer maratón y él puso una publicación en sus historias promocionando una certificación de Life Coach Practitioner, aquí en los Estados Unidos, que él había hecho también y que, bueno, muy gentilmente le pidieron que pusiera la publicidad para la nueva corte que iba a empezar esa semana hacer la certificación. Y yo vi la publicidad y me llamó la atención, porque yo no sabía que el coaching era una cosa y el entrenador es otra cosa. Son dos cosas muy distintas. Para mí, coach era lo que todo el mundo dice, el que me pone el plan de entrenamiento. Para mí era eso. Cuando fue mi primer contacto con el coaching, lo que de verdad es el coaching, que es el acompañamiento en procesos de vida o en procesos de diferente índole. Y cuando yo vi eso, me conecté mucho con eso e inmediatamente recogí la información, el número de teléfono y llamé por teléfono, para preguntar, porque, obviamente, ignorante total de la materia, yo no sabía que esa certificación eran tan costosas. No tenía ni idea. Cuando yo llamo y pido la información, obviamente me dan el precio y me caigo para atrás. Imagínate el sueldo de front desk, para pagar una certificación de esas, no me daba. Yo dije: «oye, gracias por la información, estoy muy contenta porque en algún momento la haré. Realmente no puedo pagar ese dinero, porque es demasiado dinero para mí. Eso es un mes y medio de sueldo que yo tendría que invertir en eso y no puedo. Lamentablemente en este momento no la tengo. Pero, muchas gracias, de verdad. Le agradezco mucho que me haya atendido». Muy amable la persona. Y la persona, la respuesta a ese comentario que yo le dije fue: «ah, no te preocupes, yo sé que yo te veo el viernes». El viernes comenzaba la certificación. Eso fue un lunes. Me dice: «Bueno, chévere, no te preocupes, que yo sé que yo te voy a ver, te voy a conocer el viernes». Y yo pensé: «esta persona se volvió loca». O sea, ¿cómo que me va a ver el viernes si yo le estoy diciendo que yo no me voy a inscribir porque no tengo el dinero para pagar eso? Y le volví a decir: «no creo que te vea el viernes porque te acababa de decir que no tengo el dinero y que no me voy a poder inscribir. Lo que sí necesito saber es cómo yo te pido que me des un aproximado de qué fecha es la próxima corte para yo reunir el dinero e invertir el dinero en la próxima corte». Y la persona me dice: «realmente no sabemos, porque la persona que va a impartir la certificación no vive en Estados Unidos, vive en España y no sabemos cuándo vuelve». Ahí fue cuando dije: «bueno, no es para mí». Y la persona me volvió a insistir y me dijo: «pero yo sé que yo te voy a conocer este viernes». Definitivamente se volvió loco. Cuelgo la llamada. Y claro, me dejó como muy impactada el hecho de que insistió en que me iba a conocer el viernes. Me dejó impactada. Y ese impacto fue tan grande que mi jefe —de ese entonces— me preguntó que qué me pasaba, que por qué yo tenía esa cara, que si había algún problema. Y yo le comenté que yo quería hacer esa certificación. Me dijo que bueno, que fantástico, que le pareció súper chévere y que, si de verdad yo quería lograr esa certificación, yo tenía que buscar los medios de cómo intentarlo. Y ahí fue cuando yo empecé. Pedí un crédito, me lo negaron. Pedí extensión de la tarjeta de crédito, me lo negaron. Pedí que alguien que me prestara el dinero, me negaron y así. Y como él me dijo eso, yo dije: «si me está diciendo eso es porque a lo mejor él me puede ayudar». E hice un plan de cómo le iba a pagar, todo. Ese día, en la tarde-noche, cuando terminamos de trabajar, yo me le presenté en la oficina y le planteé eso: «mira, nadie me quiere prestar el dinero y yo sé que tú tienes el dinero y me lo puedes prestar. Yo te lo voy a pagar. Y esta es la forma en que yo te lo puedo pagar. Me lo descuentas todos los meses». La respuesta a él fue sorpresiva para mí, porque como él me había motivado a hacer todo esto, me sorprendió mucho que él me dijera que no me iba a prestar ese dinero. Que en qué beneficiaba a la oficina que yo estudiara eso. Y que ese instituto donde yo iba a hacer eso le parecía que eran unos estafadores. Bueno, en fin, yo me desinflé toda, me sentí supertriste y ni modo. Eso fue un lunes, pasó martes y el miércoles recibo un mensaje de texto de la persona con la que yo había hablado el lunes, que me dijo que me iba a ver el viernes. Que cómo había estado todo, que si ya había hablado con alguien para que me prestara el dinero, que cómo podemos hacer. Ellos empezaron a ayudarme, ellos por su lado, me dieron un descuento y después otro y otro. Tenía tanto descuento y yo todavía no podía llegar a la cifra porque era muy alta. Yo no podía llegar a la cifra. Yo me puse a conversar con esta persona —actualmente, hoy en día—yo le llamo mi padrino mágico porque fue parte de esta magia que ocurrió en mi vida, de esta transformación— y empecé a buscar más opciones. Empecé a buscar más opciones y dije: «bueno, yo lo voy a lograr, voy a intentarlo una vez más». Buscando, buscando, buscando y no se daba. El jueves, cuando ya yo me voy a despedir de mi jefe en la noche, me preguntó si yo había logrado conseguir el dinero. Y yo le dije: «sí, nos vemos el lunes». Le dije que sí cuando no era así. Y, entonces, claro, él empezó argumentarme que me iban a estafar, que cómo era eso. Me molesté mucho porque sentía que era algo que yo tenía que hacer. Era la primera vez que yo le hablaba en ese tono a él tan contundente y le dije: «yo lo voy a hacer por el simple hecho de que mi corazón me indica que yo lo tengo que hacer. Nos vemos el lunes y te cuento». Yo me voy el viernes en la mañana al instituto, yo no tenía el dinero todavía. Me he sentado en el pupitre que estaba al lado de la puerta de salida del salón. Yo decía: «bueno, si no ocurre un milagro de aquí al mediodía, yo me voy. En el break de la mañana, yo agarro y como estoy al lado de la puerta, yo hago como que voy a ir al baño y me voy». Y no pasó nada. Entonces, yo me presento, conozco a la persona con la que hablé por teléfono, me presenta a las otras personas, me presenta con el monitor del programa, el señor de España —que también es un gran amigo hoy en día y le debo muchísimo—, y empezamos. Empecé a hacer networking, a conocer más gente y me senté en un pupitre esperando a que empezara la clase y que llegaran otras personas. En eso recibí un mensaje de texto diciéndome: «te acabo de hacer la transferencia, ya puedes pagar el curso. Me avisas cómo vamos a hacer para que me pagues el dinero y que Dios te bendiga». Y así fue como un ángel caído del cielo llegó para abrirme esa puerta, que me abrió muchas puertas, muchas ventanas y un mundo nuevo a mis ojos. Y fue cuando yo me certifiqué como Life Coach Practitioner. Tú sabes que para certificarte como eso tienes que pasar por el proceso de coaching. Y fue en ese proceso de coaching donde nació Doctora Runner.
RLM: ¿Cómo es eso?
EN: Nuevamente me reencontré conmigo misma. Me reencontré con esa pasión por servir y ayudar a otros. Logré entender que yo tenía un montón de habilidades que podía utilizar para ayudar a las personas sin necesidad de practicar medicina nuevamente. Y ahí fue cuando dije: «¿steps? Bye, bye».
RLM: Déjame poner una cosa en contexto. Tú en Venezuela ni siquiera corriste un maratón, porque el primero lo corriste en Estados Unidos.
EN: No, yo corría en Venezuela muchísimas carreras y medias maratones, un montón. Yo había decidido correr un maratón en Venezuela, pero como yo me tuve que venir a Estados Unidos, no lo corrí. El CAF tuvo una edición en ese 2016 y yo, por motivos de salud, no pude correr la CAF en 2016, cuando ya yo me había registrado y había logrado entrar y todo eso. Pero, por motivos de salud yo tuve que desistir de correr CAF 2016. Cuando yo dije: «bueno, corro CAF 2017, me voy a preparar para el 2017», es cuando yo me vengo a los Estados Unidos, en junio. Estando acá pues evidentemente yo había parado de correr muchísimo tiempo por motivos de salud y personales y una de las cosas que me ayudó a mí a equilibrarme desde punto de vista emocional y todas las cosas que me estaban ocurriendo, fue retomar el running y fue cuando yo corro mi primera media maratón y tomo la decisión de que voy a correr mi primer maratón aquí en los Estados Unidos.
RLM: Pero, hasta ese punto, correr no tenía nada que ver con trabajo ni con carrera.
EN: No.
RLM: Con nada. Era una cosa que tú hacías, corrías. Pero, tu trabajo era ser médico anestesiólogo y ya. Lo de trabajar con el running sale después de este proceso de coaching.
EN: Exacto.
RLM: ¿Cómo así?
EN: Porque dentro del proceso tienes que explorar muchas áreas de tu vida. Haces una cantidad de ejercicios y de técnicas donde tú te tienes que explorar a ti mismo y empiezas a ver cosas que la gente ve que tú no ves. Empiezas a entender cosas que la gente entiende de ti, pero que tú no entiendes de ti. Empiezas a comprender un montón de cosas. Empiezas a entender el para qué de algunas cosas que te han tocado vivir. Y empiezas a reconocerte. O sea, reconocer tus habilidades, a reconocer cuáles son tus fortalezas y cómo tú puedes utilizar todas esas cosas que tú descubras de ti mismo en función de mejorar tu calidad de vida y de lograr objetivos que tú te puedes plantear en cualquier área, puede ser deportivo, puede ser personal, puede ser familiar, puede ser profesional; cualquier objetivo que tú te presentes, pero tiene que venir de parte del autoconocimiento, de parte de hurgar adentro de ti mismo para ver quién eres tú, para que tú te conozcas nuevamente o te reconozcas. Porque, a veces, siento que yo viví dormida mucho tiempo y eso fue como un despertar de mí misma donde siempre había sido esa persona que siempre había querido ser, pero que yo no me había atrevido a ser. Entonces, tú empiezas a ver ese tipo de cosas y todo empieza a mejorar porque tú empiezas a trabajar en esa parte de ti. Entonces, tú empiezas a ver cómo todo lo que está a tu alrededor se empieza a alinear en esa misma sintonía en la que tú estás viviendo. Y por eso es que este nace esto, porque mi frecuencia va en función de mi propósito, que ha sido toda la vida el mismo. Desde chiquita me lo ha dicho la gente, muchas personas que me he encontrado ahora como Doctora Runner —que me conocen desde el colegio, me han dicho profesores de colegio o compañeros que estuvieron conmigo toda la vida—, me han dicho: «tú siempre has tenido vocación de servicio. Tú siempre has ayudado a las personas, pero tú no te dabas cuenta de que tú tenías esa habilidad de educar y de ayudar a otros, supernatural. Era algo tuyo», y que yo descubrí con este proceso de que era algo instintivo, pero que no tenía conciencia de que eso estaba en eso. Eso era parte de mí.
RLM: Ahora, tú tienes —y lo puedo ver como el proceso de coaching que te llevó a eso— habilidades como médico, entonces entiendes la anatomía, toda la ciencia del cuerpo humano, la experiencia como corredora. La búsqueda de una solución profesional, de una reinvención en los Estados Unidos, la vocación de servicio, perfecto, toda esa mezcla está allí, todos esos ingredientes estaba allí. ¿Cómo fue entonces el día que tú dijiste: «¡Eureka! Esto es lo que voy a hacer»?
EN: Cuando yo paso todo esto, yo obviamente sigo con mi proceso de coaching de ver cómo organizar todo eso que tú acabas de mencionar. ¿Cómo podemos organizar todas esas habilidades, fortalezas? Todas esas cosas organizarlas en algo que podamos trabajar para dar el propósito final, que es ayudar a la gente. O bueno, o darle una mejor calidad de vida a la gente, ¿cómo podemos organizar todo eso? Me tocó pasar por otro proceso de coaching, pero ya no tanto personal, sino un proceso de coaching más de como de una brújula donde yo pudiera estructurar de manera organizada lo que yo quería hacer. Y allí fue cuando nació el primer hijo de la Doctora Runner, que fue Running Mind. Que es un programa de entrenamiento en el cual yo logré integrar todas esas habilidades y conocimientos que yo descubrí que tenía en una forma organizada y en una forma estructurada para lograr unos objetivos. Obviamente lo tuve que experimentar yo primero, evidentemente, para ver si realmente podía tener resultados exitosos en mí. Una vez que yo vi que eso tenía resultados exitosos en mí, empecé a trabajar con amigos. Como siempre, uno empieza con los amigos, la familia, los conocidos. Y, empecé a ver resultados exitosos en esas personas. Posteriormente, a la par de eso, obviamente iba mi proceso de trabajar mi marca personal como Doctora Runner, el networking. En Estados Unidos —Miami sobre todo— era muy importante pre-pandemia tener un networking bueno para poder obviamente lograr alianzas, clientes, un montón de cosas. Y en ese proceso de networking de estructuración de producto como tal, empecé a probar esta metodología y a la par darme a conocer con charlas motivacionales. Dentro del área de Miami, hablar con personas, estar en eventos hablando de lo que yo hacía. En uno de esos eventos fue donde nació el otro hijo de la Doctora Runner, que es la filosofía al 3%.
RLM: Que es la razón por la que estás aquí.
EN: Que fue algo muy determinante en lo que Running Mind es hoy en día, un antes y un después, porque le dimos nombre a algo. Un nombre que la gente pudiera empatizar y un nombre que la gente pudiera fácilmente recordar a algo que todo el mundo conoce que es una mejor gestión del tiempo.
RLM: Bien.
EN: Yo creo que aprender a mejorar no, yo creo que más bien es aprender a tener una mejor relación con el tiempo, una relación agradable, una relación pudiéramos decir que inclusive que amorosa. Una relación de valor que le tenemos que dar al tiempo que me pareció muy importante. Entonces, la filosofía del 3% estaba integrada dentro del programa Running Mind. Yo lo llamaba —antes de la era del salto cuántico de Running Mind— gestión de tiempo efectivo, cuando iba a mis charlas, pero en una de ellas estuve conversando… porque como obviamente soy médico y siempre me gusta dar datos estadísticos, a pesar de que era una charla motivacional, uno de los datos que siempre mencionábamos es de los estudios que todavía están vigentes y que la literatura siempre lo reafirma una y otra vez acerca de los beneficios del ejercicio de treinta minutos, tres veces a la semana, que ahora se modificó un poquito el tiempo. Ahora hablan de ciento cincuenta minutos a la semana, pero evidentemente es una cifra muy pequeña diariamente que tú puedes invertir en eso. Entonces, yo le estaba preguntando a mi audiencia: «¿qué porcentaje de tu día podemos invertir en hacer una caminata o trotar suave o correr? ¿Qué tal si le dedicamos 3%?» Una palabra que fue algo que salió, un número mágico, diría yo, porque fue algo espontáneo. Vamos a darle 3% al día de esto. ¿Cuánto sería en números para la gente que le gustan los números? Siempre hay un matemático en todos los sitios y la persona levantó la mano y dijo: «son cuarenta y dos punto siete». Yo le dije: «vamos a hacerlo más sencillo. Cuarenta y cinco, dejémoslo en cuarenta y cinco. Treinta minutos para hacer ejercicio y quince minutos que puedes invertir en prepararte para hacer ejercicio o en arreglarte para irte a trabajar luego de que haces tus treinta minutos de ejercicio» Y eso fue instantáneo. La cara del público cómo se transformó. Tengo que decirlo, lamentablemente se estaban durmiendo porque eran de mis primeras charlas que, obviamente, no había adquirido la destreza de conferencista. Pero, la cara del público fue totalmente ciento ochenta grados el cambio.
RLM: Cuando lo dices así, suena fácil.
EN: Claro, la gente entendió. Me imagino que muchos se preguntaban: «¿en qué estoy gastando mi tiempo? ¿En que estoy usando mi tiempo? Si esta mujer me está diciendo que con 3% de veinticuatro horas yo puedo lograr obtener cambios fuertes en mi vida». Y decidí —así como el método de Running Mind— ponerlo en práctica para entrenar para mi siguiente maratón.
RLM: Muy bien.
EN: Y, bueno, poco a poco yo empecé a publicar en las madrugadas, cumplí con mi 3% en los stories. La gente cuando me empezó a ver, me empezó a preguntar y yo le daba la explicación y al día siguiente esa misma persona hacía lo mismo, lo publicaba y me etiquetaba. Primero fue una persona, después fueron cinco, y así. Hasta que en un momento llegó a ser un montón de gente y todos los días me llegaba gente de todas partes del mundo, de Colombia, de Italia, de España, de Bélgica, que ni conocía yo. Que yo no sé cómo lograba esos stories, navegar por la Internet y llegar ese mensaje a muchas personas. Cuando menos me lo esperé, llegó una persona y posteó una foto trabajando en una computadora poniendo: «cumplí con mi 3%». Inmediatamente le escribí un DM. Dije: «Ya va. ¿Qué pasó aquí?». Me puse a conversar con él y le pregunté. Me dijo: «gracias a tu filosofía yo empecé a invertir en forma efectiva ese poquito de tiempo en un proyecto de vida que yo tengo, en un emprendimiento y he empezado a lograr cosas con mi emprendimiento con solo invertir ese ratico. Y estoy súper agradecido contigo por haberme enseñado que yo con invertir aunque sea un poquito todos los días puedo lograr cosas de avance importantes en el proyecto que tengo». Y eso fue para mí un momento en donde dije: «nada, esto es algo de lo cual yo tengo que promover, es algo que yo tengo que evangelizar y yo tengo que empezar a trabajar en esto». Y ahí fue cuando comencé a darle como más fuerza al mensaje. El mensaje de salud, al mensaje de comunicación, a mejorar mi comunicación, a crear comunidad y todo eso. Eso me ha llevado a mí aproximadamente cuatro años. Y el año en donde la fuerza mayor la he tenido fue el año pasado. Paradójicamente, en pandemia y confinados, donde mi mensaje ha llegado con mucho más fuerza y mucho más lejos. Quizás porque he pasado también por otras transformaciones de vida muy importantes que me han llevado a eso.
RLM: Mira, a lo mejor no es tan paradójico y te voy a contar por qué creo que no es tan paradójico. Y es que tú y yo estamos hablando precisamente porque te escuché hablar del 3% y razonó conmigo. Yo no lo llamaba la filosofía del 3%, no le tenía nombre. Pero, te voy a contar que hace como siete años, más o menos, yo conseguí un trabajo que era desde la casa. Que hace siete años no estaban todavía tan de moda. Y, me di cuenta, que inmediatamente iban a desaparecer una hora en la mañana para ir a cualquier otro trabajo y una hora en la tarde para devolverme. Y mi esposa me dice: «bueno, tienes entonces dos horas adicionales en tu día, son diez horas a la semana, son cuarenta horas al mes que ahora tienes extra. ¿Qué vas a hacer con ese tiempo?». Me quedé pensando y dije: «hay esta maestría que hace rato queremos hacer, vamos a meternos que ahí más o menos está el tiempo de las lecturas, las clases, etcétera». Bueno, cuarenta horas al mes para utilizar en algo, vamos a aprovecharla. Y así empezó. De ahí en adelante, cada vez que quiero hacer algo, le dedico eso, una hora, cuarenta y cinco minutos al día, hasta que más o menos va sucediendo. Este mismo programa que hoy está en su episodio cien, básicamente se ha construido utilizando la hora del lunch que uno tiene aquí, la media hora de almuerzo que uno tiene en el trabajo para buscar los invitados, para más o menos planificar las temporadas. Es ese ratico, pero todos los días sin parar. Entonces, claro, yo puedo imaginarme como ahora precisamente en pandemia que tienes que hacer algo. Nosotros mismos hemos vuelto a trabajar de la casa, hemos vuelto a tener esas cuarenta horas al mes adicionales que ya no te gastas para repensar las cosas. Entonces, ¿cómo se puede usar ese 3% y cómo llamarlo de una manera que uno mismo lo entienda?
EN: Yo he entendido con esto que yo venía haciendo durante todo este tiempo, que la gente tiene las herramientas. Todos tenemos las herramientas. Este tema de que herramientas para acá, herramientas para allá, herramientas para acá, hay herramientas para allá; es un poco redundante porque todos tenemos las herramientas. Lo que pasa es que muchas veces nos distraemos tanto, René, nos distraemos tanto con tantas cosas que al final del día no te están aportando nada y no invertimos ese tiempo correctamente en lo que sí te va a dejar algo, o lo que te va a llevar a tu propósito, o a lo que te va a llevar a esa cosa que tú quieres hacer o ese logro que tú quieres tener. Entonces, nos distraemos tantísimo en buscar algo que está dentro de nosotros que simplemente tomar conciencia de lo valioso que es el tiempo. Tú sabes que yo tengo un podcast, también, en el cual yo entrevisto personas que, obviamente, den herramientas que pueda hacer la vida de los corredores muchísimo mejor. Y la semana pasada, paradójicamente, entrevisté a una persona que se denomina especialista en gestión de tiempo. Digo se denomina porque cuando conversé con ella, yo tenía unas expectativas que me hice totalmente locas de lo que yo me encontré cuando yo la entrevisté y me dejó una enseñanza tan valiosa del tiempo que se la voy a compartir a tu audiencia y lo voy a compartir contigo, de que el tiempo es algo que no existe. El tiempo no existe. Porque, un ejemplo que ella me dio —ella vive en España, yo vivo aquí en Estados Unidos—, fue: «fíjate, yo donde estoy son las cuatro de la tarde y tú dónde estás es en la mañana. Y estamos en el mismo momento, juntas en un mismo momento, en tiempos diferentes. Yo estoy en tu futuro y tú estás en mi pasado». Eso me quedó a mí. Cuando me dijo eso la remató —porque la remató, ese episodio te quedas loco, o sea, tienes que verlo—diciendo: «es que el tiempo nadie lo puede pagar. No hay dinero en el mundo que pueda pagar el tiempo y es por eso que el tiempo, el momento, se tiene que aprovechar al máximo. Vuelve a lo que te estaba diciendo. Ya lo que te dije ya forma parte de nuestro pasado, hace un minuto o dos. Este momento de conexión que tú y yo tenemos es lo importante». Entonces, ¿qué es lo que quiero dejarte a ti y a la audiencia con esto? Es que si tú de verdad vives tu momento, si tú vives realmente en tu 3%, independientemente cual sea el resultado o el futuro, y ese 3% te da satisfacción y te da paz y felicidad, date por pagado. Porque tarde o temprano —hablando de esa parte numérica— el resultado va a llegar. Porque estás haciendo lo que te hace bien, lo que te hace feliz, y puede ser que lo que te hace feliz es tomarte una copa de vino, conversar con tu esposa. Pero, estás ahí presente, tomándote la copa de vino con tu esposa y conversando con tu esposa. Grabando el podcast contigo, estoy con grabando el podcast con René y lo estoy disfrutando. Cada momento de disfrute es lo que te va a llevar a ti a ese lugar donde tú quieres estar. Eso es una cosa que le agrego ahora a mi filosofía al 3%. Si tú estás invirtiendo tu tiempo y esa inversión te hace feliz y te va a dar lo que tú quieras tener, esa sensación que tú quieras tener de bienestar y de paz, lo demás que venga después no importa. De verdad que fue un antes y un después, porque tuve que reencuadrar todo lo que yo también hablaba del 3%. Es un reencuadre que tuve que hacer porque es verdad. Tú tienes un huso horario diferente al mío, por ejemplo. Pero estamos juntos, aquí, en esta conexión que tenemos, en este podcast en el que estamos conversando. Y ese momento en que la persona me escuche sea hoy cinco de mayo, o sea otro día, independientemente del día o la hora que le escuchen, si lo disfruta, lo aprovecha y toma algo positivo para sí de esto que estamos conversando, siempre va a valer la pena, siempre.
RLM: Erika, te estoy escuchando hablar y estoy pensando como… Primero que nada, no creo que esta es una conversación que yo tendría con un anestesiólogo normal.
EN: Bueno, ese fue un camino bien largo para llegar aquí.
RLM: Por supuesto, es un camino donde ha pasado por muchas cosas, has aprendido muchas cosas, especialmente muchas cosas acerca de ti misma y acerca de muchas otras disciplinas que se conectan con tu carrera, con tu carrera original, pero que no son la única disciplina que tú hoy por hoy utilizas para trabajar. ¿Principal aprendizaje que has tenido en los Estados Unidos? Sé que han sido muchos.
EN: Yo siempre les digo esto y en todas las entrevistas que me hacen me han preguntado en algunas esto y me han preguntado en otras diferentes cosas. Yo lo que he aprendido y que se lo digo siempre a las personas, es resiliencia. Y lo puse en práctica. Yo leí un libro de él sobre resiliencia en Venezuela, cuando trabajaba en el Centro Médico de la Trinidad y, gracias a ese trabajo, me abrió la oportunidad de poder aprender muchas cosas que no son básicamente solamente medicina. Yo aprendí muchísimo allí, porque en la clínica ellos tenían una tienda donde vendían libros y en mis tiempos libres, como no podía ir muy lejos porque entre una cirugía y otra lo que daba chance era o de salir un momento a caminar y tomarse un té y me comía una gelatina, unas cotufas —para ese tiempo estaba con el tema de bajar de peso y estaba superestricta con el régimen alimentario, un poquito desequilibrada, pero ya uno va aprendiendo eso también—, yo me metía en la tienda y ellos tenían una variedad de libros impresionante. A mí me encantaba mucho ir a Tecni Ciencia Libros en Caracas a ver libros, pero no porque era amante de la lectura, sino porque me pareció interesante ese olor a libro y ver cómo las otras personas disfrutaban de leer y yo sentía que yo no podía, que por qué yo no podía leer y disfrutar de la lectura. Y con ese trabajo yo aprendí a disfrutar de la lectura, porque, bueno, como yo estaba haciendo de residente allí, obviamente tenía trabajo bastante, cirugías muy largas donde, obviamente, cuando todo va bien el anestesiólogo lo que hace es leer cuando todo va bien, normalmente. No sé ahora, con el tema de las redes sociales, pero en ese tiempo era lo que yo aprendí de mis profesores, mis adjuntos, mis maestros, mis mentores en anestesia, que bueno, ellos leían periódico o leían un libro o llevaban una tablet y leían, todo esto. Y una de las autoras me dijo: «deberías de comprarte un libro allá abajo en la tienda y ponerte a leer». Y uno de los libros que compré es Resiliencia, así se llama. No recuerdo exactamente el nombre del autor, te lo debo. Pero hablaba de lo que era, de dónde venía, de cómo se puede utilizar un montón de cosas. Y una de las cosas que me quedó muy, muy fija en la mente fue cuando yo empecé…, porque no fue fácil mi primer día de trabajo en el restaurante yo lloré. Lloré muchísimo. Nadie me vio o no dejé que nadie me viera. Pero, lloré muchísimo cuando me entregaron el coleto y el tobo de agua para pasar coleto en la tienda. Lloré horrible. Y después que lloré, dije: «no hay problema, de esto vas a aprender algo». Y comencé a aplicar eso de que esto tiene algo bueno para ti. Esto tiene que enseñarte algo. No me quejo, porque fíjate, yo cuando aprendí, aprendí a pasar coleto de verdad, a limpiar bien, a que todo tuviera un nivel de pulcritud, una calidad de servicio también. Eso lo aprendí con esos trabajos. A trabajar con el público, a dirigir la palabra correctamente en inglés a las personas, que no hubiera malentendidos del punto de vista por el tema de la lengua. O sea, hubo mucho aprendizaje y eso fue lo que me llevó a entrar en conciencia un momento de mi vida y decir: «es que tú estás aplicando la resiliencia, estás viendo de todas las cosas que te ocurren, sean buenas o malas… » —porque yo en ningún momento las vi malas, siempre las vi buenas—«…a buscar qué es lo que vas adquiriendo como herramienta de eso que te está pasando para tú aplicarlo en alguna situación que te venga más adelante». Y eso es lo que yo le dejo a la gente siempre que me entrevistan. La resiliencia es una herramienta que nos ayuda muchísimo y el hecho de que tú seas resiliente no quiere decir que no llores ni que te deprimas y que te sientas perfecto y que sonrías todo el tiempo. No. Eso no significa eso. Eso no tiene nada que ver con eso. Significa en cómo tú, luego de que pasas esa situación, tú observas desde afuera la situación y esa situación desde afuera, viéndola sin emoción, en forma muy objetiva, puedes tomar lo que tú puedas a tomar de allí para poderlo usar y avanzar. Y eso es lo que le quiero dejar a tu audiencia. Es posible. La cuestión es que te pongas los anteojos correctos para ver las cosas de la manera correcta y estar muy atento a las señales que tienes alrededor. Porque en todo hay oportunidades. Conozco gente que manejando Uber ha conseguido el trabajo de sus sueños en Estados Unidos.
RLM: Claro, esas cosas pueden pasar.
EN: Sí, hay gente. Pero, es cuestión de lo que te digo, de estar atentos. Estar atentos.
RLM: Hablando de oportunidades, tú tienes una oportunidad muy interesante, porque tú corres. Tú no sólo enseñas, tú corres.
EN: Claro.
RLM: Pero tú vives en Florida, la capital mundial del automóvil. ¿Qué has descubierto tú, qué has conocido tú en Plantation, que normalmente no hubieras visto si hubiera estado solamente en tu carro?
EN: Mira, yo Plantation la he recorrido corriendo. Plantation es muy pequeña. Aquí la gente cree que no, pero aquí grande es Miami, grande es Houston, por ejemplo. Ni siquiera Nueva York, es pequeño. Boston es pequeño. Chicago es pequeño. Pero, este sitio donde yo vivo, yo inclusive lo llamo “conglomerado”. Yo lo veo como como si yo viviera en Puerto la Cruz. Para mí vivir en Plantation ha sido como vivir en Puerto la Cruz, el sueño de mi vida. Yo siempre quise vivir, cuando me retirara, en una ciudad en Venezuela donde estuviera el mar a quince minutos —y lo tengo, tengo a (59:33) a quince minutos—, donde tuviera un conglomerado donde tuviera todas las oportunidades de servicio y todo, que es Miami, que lo tengo a treinta y cinco, cuarenta y cinco minutos. Entonces, Plantation es un sitio muy pequeño, muy familiar. Pero, obviamente, como todo en Estados Unidos, tiene sus supermercados, su mall, su servicio, todo está bien, su escuela, sus hospitales grandes, igual como una gran ciudad. Y es tan pequeño que yo lo he recorrido corriendo. Plantation tiene, en la parte nueva… porque hay una parte nueva y una parte vieja que llaman el Old Plantation y el New Plantation, los que son de aquí de toda la vida. Yo tengo amigos que son americanos y que tienen aquí veinte, treinta años y han visto la evolución de Plantation a lo largo de los años. Plantation ha evolucionado muchísimo de lo que hoy en día es, lo que yo conozco, que yo digo que es pequeño y es un conglomerado, para ellos era plantaciones de plátano, justamente. Por eso se llama así, Plantation. Eran plantaciones, muchas plantaciones y ellos vieron la evolución de esta ciudad progresivamente con el pasar del tiempo. Y Plantation, la parte nueva tiene veinte millas cuadradas. Yo las corrí cuadradas. Veinte millas, no tiene más.
RLM: Chiquitico.
EN: Para tú poder correr…, te lo digo porque yo ya he corrido varios maratones virtuales y en uno de los largos fue la primera vez que tuve ese descubrimiento, el de mayor distancia que hice, que fueron veinte millas y me quedé corta porque tenía que correr un poquito más y me tocó correr por mi casa una vuelta más, alrededor de la manzana, que son tres millas más. Y cuando yo fui a hacer mi maratón virtual aquí cerca de mi casa, me tocó darle nueve vueltas a la manzana para poder lograr la distancia, imagínate tú. Estaba obstinada, en la vuelta número seis ya estaba obstinaba de dar vueltas en círculos como hámster. Pero, para que tú veas la dimensión de lo pequeña que es esta ciudad en comparación con algunas ciudades de Canadá, por lo menos en donde tú vives en Toronto. Es súper pequeña, pero me ha dado a mí muchísimas cosas. Me ha dado tranquilidad, me ha dado seguridad, me dio trabajo por mucho tiempo. Hay acceso a todo. Si yo quiero algo más fancy o algo más, no sé, distinto, yo me puedo…
RLM: Lo tienes cerca, claro.
EN: …fácilmente desplazar a otro sitio. O sea, es muy céntrica, está al lado de la autopista, de hecho.
RLM: Mira, hay algo que no hemos mencionado, Erika. Tú eres, entonces, la Doctora Runner. Tienes tu podcast, si quiero escuchar tu podcast, ¿cómo hago?
EN: Este año fue el año del relanzamiento del podcast. El podcast tiene aproximadamente dos años y tiene dos etapas. Pueden escucharlo desde el primer episodio en las plataformas de streaming como son Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y Anchor. Y este año decidimos hacer video podcast —bueno, no decidimos, decidí porque soy yo la que está atada en este proyecto, más una chica que me ayudaba con el tema de los diseños— para ponerlo en el canal de YouTube, porque tengo un canal de YouTube donde me pueden encontrar como @doctorarunner, así me pueden encontrar en todas mis plataformas, en Instagram, en Twitter, en Facebook como Erika Navas. O sea, donde ustedes pongan Doctora Runner, me van a encontrar. He visto que he tenido coincidencias creativas con el nombre, por decirlo así, en las redes sociales y me parece muy, muy interesante y de verdad que estoy súper agradecida de estas con coincidencias creativas.
RLM: Ok, perfecto, entonces te conseguimos en todas partes como @doctorarunner y en la descripción de este episodio vamos a tener todos los links para poderte seguir en las redes sociales y en los distintos canales donde se distribuye tu podcast. Última pregunta con la que nos gusta cerrar: si tú pudieras retroceder el tiempo, vuelves hace seis años a ese junio que llegaste a Estados Unidos sabiendo todo lo que ya tú sabes, ¿tú vuelves a elegir Estados Unidos para vivir?
EN: ¿Sabes porque te digo que sí? Porque yo todo lo que he tenido que vivir me ha hecho lo que soy hoy en día y eso no lo cambiaría por nada. Y te voy a decir algo, no he vivido cosa sencilla. O sea, he tenido también momentos muy duros, pero esos momentos duros, esas cosas, esos errores que he cometido y todas esas cosas que he vivido, buenas y malas, me han hecho lo que hoy en día soy y me encanta ser lo que hoy soy. Me encanta. Me parece que la transformación más impresionante e importante que yo he podido tener, ha sido este proceso de emigración y este recorrido que he tenido por todas estas cosas que me han tenido que pasar por algún motivo. Y eso me ha ayudado a mí a ser lo que soy para que otros puedan aprovechar todo esto que yo he logrado. Porque, al final del día, yo no me pienso quedar con esto que he vivido, yo no me pienso quedar con esto que ha adquirido y contra estas cosas que he aprendido. No, por eso es que estoy trabajando en lo que trabajo, porque considero que hay gente que últimamente he escuchado en algunos casos, que estoy en desacuerdo de eso. Yo sí estoy de acuerdo en que uno tiene que dejar algo, es importante dejar un legado, que no quede en vano, porque, ¿todos esos aprendizajes me los voy a llevar a la tumba? No, yo los tengo que compartir. Porque si fue bueno, si me gusta, si estoy contenta de que lo tengo, ¿por qué no lo voy a compartir? Claro que hay que compartir.
RLM: Y lo estás compartiendo, lo estás difundiendo todos los días y está quedando allí, en lugares que es prácticamente imposible borrarlos. Bueno, perfecto. Erika Navas, la Doctora Runner, en Plantation, Florida. Muchísimas gracias por participar en el episodio número cien de LOS TRABAJOS Y LOS DIAS. Ha sido un privilegio tenerte con nosotros.
EN: Muchísimas gracias, René. Un honor para mí estar en tu episodio cien. Di lo mejor de mí para tu episodio. Yo sé que es muy especial este episodio para ti y por eso me propuse que iba a dar no el 3%, sino el 1000% para que tu audiencia pudiera tener el valor que se merece. De verdad que muchas gracias por la invitación.
///
ACERCA DE LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS
LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS es el podcast que conecta a los venezolanos globales. Todas las semanas conversamos con venezolanos que viven fuera de Venezuela, para que nos cuenten sus historias migratorias (sus procesos de adaptación, sus experiencias laborales y sus consejos para los próximos migrantes). Cada entrevista que hacemos es en una ciudad diferente del mundo.
Nos puedes encontrar todos los martes en www.lostrabajosylosdias.com, y las principales aplicaciones de podcast, a partir de las 7:00 a.m. (Toronto).
DATOS DE GRABACIÓN
Audio: MP3/Mono/44100Hz/128kbps
Consola: Zoom Livetrack L-8
Micrófono: Shure SM7B
Edición: Adobe Audition para MacOS
Música:
Lee Rosevere:
Music for Podcasts 1, 3 y 4
Chris Hauge:
Front Porch Blues
Bleeker Street Blues
John Deley: Beer Belly Blues
///